Es un edificio para un tráfico de 150.000 personas
por día, 12.000 a la hora
y 24.000.000 al año.
Consta de un edificio terminal y 64 preembarques (de los que se han construído
20).
Está organizado en 6 plantas de las que dos (intermedias) son de instalaciones,
de manera que cada planta de pasajeros tiene otra, en cima o debajo, para
instalaciones. Se trata de recintos de 2.50m de altura, que permiten prescindir
de falsos techos en las otras plantas.
La planta baja, a nivel de calle es la de llegadas con una gran estación
de autocares
(la mayor de Europa). La planta segunda, también a nivel de calle es
la planta de facturación con 208 puestos. La planta tercera, conectada
por 18 escaleras (de las
que 12 son mecánicas ) y 8 ascensores con la anterior es la planta
de salidas,
La planta sexta es de oficinas.
Hay una gran cubierta metálica acristalada que cubre la planta de facturación
y la de salidas, lo que permite tener una altura variable, de 5m a 25m en
el hall. Exteriormente
el ritmo de las cerchas metálicas recortando el cielo introduce el
"brillo" de los fuselajes de los aviones.
Todo el edificio puede recorrerse a pie, en cinta trasportadora o en coche
eléctrico.
En planta de salidas se ha dispuesto un amplio solarium, con pérgolas
ajardinadas,
que permite alojar a los pasajeros en su último día de vacaciones
en Mallorca,
a la vez que puede acoger a una gran parte de los ocupantes de aquella planta
en caso de incendio.
Los materiales son el granito, el revoco monocapa , el hormigón visto
y el acero inoxidable.
Se hizo en colaboración con el ingeniero aeronaútico Eduardo
Navarro y la ingeniería INITEC.
Está publicada en la revista Aena
Arte, entre otras publicaciones especializadas.
Sobre la incidencia de los aeropuertos
en las ciudades y la ordenación del territorio,
el arquitecto pronunció una ponencia titulada La
ciudad aeroportuaria (The Airport City) en el marco del 6th International
Congress of Expert Architects, 1995.